(SEGUNDA PARTE)
(IMPORTANTE: Este capítulo contiene algunas escenas violentas y sexuales no adecuadas para todos los públicos)
Llegamos a su casa a eso de las once, el paseo en moto me había despejado bastante y al entrar en su piso tenía muy claro a lo que iba, pero no lo que me tendría preparado.
-
¿La
próxima vez me dejarás conducirla a mí? – preguntó quitándose la cazadora y
dejándola en la entrada.
-
¿La
próxima vez? No tengo pensado quedarme aquí mucho tiempo.
-
Volverás
– sentenció – al final todos vuelven.
-
Pareces
muy segura de ello.
Ella se dirigió hacia el salón
dedicándome una misteriosa sonrisa, pero sin contestar. Lo primero que hizo al
llegar fue encender un poco de incienso y unas velas repartidas por toda la
sala.
Me quité la chaqueta y mire a mí
alrededor.
Era un apartamento pequeño
compuesto por una sala amplia donde tenía un sofá cama, la tele, la cocina
separada por una barra americana, una cómoda con varios cajones y un par de
estanterías plagadas de libros, algunos bastante viejos.
Los muebles eran modernos y del
colorido rosa que parecía gustar tanto a la chica, pero aun así el lugar desprendía
un aroma antiguo, olía a una extraña mezcla de esencias, cera quemada, madera y
el perfume que usaba ella.
Había un escritorio en uno de los
rincones junto a una ventana, con un portátil y varios libros, revistas y
álbumes repartidos por la superficie. También había velas por todos lados y
varillas de incienso.
Aunque lo que más llamó mi
atención fue una enorme foto suya enmarcada sobre una estantería blanca. Estaba
en ropa interior, dejando a la vista los tatuajes que aún no le había visto,
como uno en la parte baja de la espalda bastante sugerente. Me di cuenta de que
había varios retratos repartidos por la casa con ella como protagonista, y en
situaciones parecidas.
-
¿Eres
modelo?
-
He hecho
algún que otro trabajo de ese tipo, pero no. Mi ex era fotógrafo.
-
No están
nada mal – comenté refiriéndome a las fotos – ni tu tampoco.
-
Gracias.
Se dirigió hacia el equipo de
música y lo encendió, dejando que el misterio de Fever Ray llenase el ambiente.
-
¿Te gusta
el ron?
-
Sí, pero
no me apetece beber más.
-
Será sólo
una copa.
-
Como
quieras.
Di un par de vueltas por la sala,
examinándola en silencio mientras ella preparaba la bebida en la cocina.
Interesado en los títulos de los libros que había desperdigados por la
habitación.
Parecía una mujer interesada en
las artes ocultas, la astrología, quiromancia, oniromancia…también había alguna
que otra novela de terror y de investigación, entre las que destacaba la
segunda parte de la saga Millenium cerca del sofá cama.
Tras unos minutos Zoe volvió con
dos vasos de tubo hasta arriba de ron cola. Me ofreció uno y dio un trago del
suyo.
-
Puede que
esté un poco fuerte. Le he dado un toque especial.
Bebí un poco y me encogí de
hombros. El ron no era mi pasión pero podía soportarlo, aunque era cierto que
estaba bastante fuerte y el alcohol mataba el sabor del refresco. Tenía un
sabor distinto, como a especia o algún licor afrutado que no reconocí. No era
cola, pero no le di mayor importancia.
-
Está bien
– respondí volviéndome para mirarla - ¿Qué
era lo que querías enseñarme?
Puede que resultase algo
cortante, pero al fin y al cabo estaba allí para informarme, no para beber.
-
Vaya, sí
que vas al grano – bromeó señalando el sofá mientras se dirigía al
escritorio – ponte cómodo, voy a
buscarlo.
Tomé asiento y observé sus
movimientos mientras ella rebuscaba entre sus cosas. Se tomó su tiempo, y
mientras hojeaba un montón de fotografías guardadas en una caja de madera yo
seguí bebiendo sin poder dejar de mirarla.
Puede que fuese el humo del
incienso, o que no estaba tan acostumbrado al alcohol como pensaba y se me estuviese
subiendo más de la cuenta, pero poco a poco comencé a sentirme más seguro y
cómodo en aquel lugar con ella dentro.
La música de fondo y la tenue luz
de las velas le conferían un halo de misterio que la volvía muy atrayente.
La verdad es que era una mujer
muy atractiva.
Zoe se acercó al sofá y me enseñó
una foto con una tenue sonrisa en el rostro.
-
Mira…
Me fijé en el retrato y parpadeé
incrédulo.
Era la foto de un muchacho de
unos dieciocho años bastante parecido a mí. Llevaba una chupa de cuero, el pelo
largo y recogido y aretes en las orejas. Estaba apoyado en un edificio viejo y
por su mirada perdida en la lejanía parecía que no sabía que le estaban
fotografiando.
-
Este era
Thaerion, como ves se parece mucho a ti.
-
Bastante…
- contesté sin creerme aun lo que veía.
Ahora entendía porque Alidaen me
había confundido con él.
Al cabo de unos minutos en
silencio me quitó la foto de entre las manos y se quedó mirándome fijamente.
Ver a Thaerion en la foto me hizo
plantearme muchas preguntas, pero estas parecían lejanas, poco claras. La
bebida que me había dado debía contener algún tipo de sustancia extraña, era
muy raro que se me subiese tanto una sola copa (aunque ya llevaba unas cuantas
cervezas).
-
¿Qué
llevaba esa bebida…? ¿Me has…?
No me dio tiempo a terminar la
pregunta, pues antes de formularla sentí sus labios recorriendo mi mandíbula y mi
boca, y comencé a tener bastante calor.
Ella llevó la mano directa a la cremallera de mi pantalón y comenzó a acariciarme sobre la ropa interior mientras me besaba lentamente, jugando con su lengua dentro de mi boca.
Hice el triste amago de
apartarme, pero ella continuó con sus caricias hasta que perdí el control de mí
mismo y me dejé llevar sumisamente, completamente nublado por las drogas y el
alcohol que aquella mujer me había suministrado sin yo saberlo.
Debía haberlo supuesto…
Regla número uno mientras trabajo
y que suelo olvidar cuando se me pone una mujer hermosa delante: no te fíes ni
de tu propia sombra, y nunca tomes nada que te ofrezca un desconocido, o una
desconocida, aunque esté buena.
-
Te prometo
que no quedarás insatisfecho…- susurró abriendo los botones de mi camisa al
tiempo que sus labios se deleitaban con mi cuerpo. – Lo siento…llevo deseando esto demasiado tiempo. Y no puedo dejarte
escapar.
Dejé de pensar en el significado
de aquello en el mismo instante que noté su boca entre mis piernas, y aparte
del placer que sentí lo único recuerdo de aquella noche son escenas sueltas de
su cuerpo tatuado y desnudo, mezcladas con el sonido de la música y nuestros
gemidos de fondo.
Seguramente al día siguiente me arrepentiría de aquello,
pero en aquel momento me sentí dentro de un sueño donde sólo ella tenía el
control de mis movimientos y mis actos. Y en el que mi único cometido era darle
placer a esa preciosa…bruja tatuada.
Y no lo recuerdo muy bien, pero creo que cumplí con las expectativas.
Aunque quizás le saldría demasiado caro.
***
(Más tarde...)
-
Si, está
aquí.
Silencio.
-
Durmiendo,
pero no creo que tarde mucho en despertar.
Nuevo silencio. Está hablando con alguien.
-
Lo siento,
me quedé dormida.
La muy zorra me ha drogado y
tardo bastante en asimilar lo que estoy escuchando. Ni siquiera sé si estoy
despierto o sigo soñando. Sus efectos anulan mi dominio.
-
Joder,
si…estaba cansada, que quieres, nos tiramos toda la noche dándole al tema.
La voz distorsionada se eleva un
poco, pero no logro entender nada.
- ¿Vas a venir o qué? - debe de estar hablando por teléfono.
Me levanto del sofá aun
adormilado por las drogas, y me dirijo hacia la cocina sigilosamente.
-
No
tardes. No sé cuánto tiempo podré mantenerlo…
Tengo la garganta seca, me arde.
Pero no es agua lo que necesito para calmarla.
Acerco un cuchillo de cocina a su
cuello y le dedico mi mejor sonrisa cuando me mira por el rabillo del ojo.
-
Perdona,
pero tengo el sueño bastante ligero... – le susurro pegado a su oído - y no me gusta que me follen cuando estoy demasiado drogado para dar la talla como es debido.
Noto su piel desnuda temblando
contra mi pecho.
Cojo el teléfono y distingo una
voz masculina al otro lado.
-
Zoe
¿Ocurre algo?
-
Zoe está
ocupada ahora mismo, llama más tarde.
Lo cuelgo y presiono la hoja
contra su piel, un hilillo de sangre comienza a manar de su cuello y acerco los
labios para saborearla.
“Su sangre es poderosa, no es humana, aliméntame…”, escucho en mi
cabeza.
Ella intenta gritar, pero cubro
su boca con mi mano libre.
“Quiero su esencia…”
Un gruñido salvaje sale de mi
garganta y con un rápido movimiento secciono su arteria, dejando que su sangre
invada mi boca y me sacie por completo.
Su vida recorre mi cuerpo, me
llena y noto su poder manando en mi interior…centenares de imágenes recorren mi
cerebro, escenas que no he vivido pero que ahora forman parte de mí…y escucho
la voz de mi Señor, Kaele, el dios de las Sombras.
“Bien hecho hijo mío, lo has
hecho muy bien…”
-
Lo
siento…- me escucho pedir perdón, pero después de tanto tiempo
reprimiéndome por fin mi alma se siente
satisfecha.
Caigo al suelo inconsciente.
***
(ZOE)
“No lo sientas”
-
¿Está
muerto…?
-
¡Hija,
ven aquí! ¡No lo toques!
“Mis secretos…”
-
Mi
pequeña…algún día tú heredarás todos mis conocimientos.
-
Mami… ¿las
brujas son buenas?
“Mis miedos”
-
¡No hay
tiempo! ¡Tengo que sacarte de aquí!
-
¡¡¡MAMÁ!!!
“…Mis recuerdos”
-
También
ha perdido a alguien importante…acércate a él. Gánate su confianza.
-
¿Y de qué
me servirá? Nada me la devolverá…
-
Debes
continuar con lo que ella empezó.
“Tuyos…”
-
¿Qué hay,
Spiderman?
-
¿Otra vez
tú? Al final voy a pensar que me sigues.
“Ya tienes lo que querías…¿conseguirás
retenerlos?”
-
Eres una
chica muy rara…
-
Eso dicen…pero tú tampoco te quedas atrás.
“Todos mis deseos”
“Sus labios…saben tan bien”
“Quisiera que me eligiera a mí”
“Mi culpa”
-
¿Está con
ella otra vez?
-
Si, en el cementerio.
“Ahora sabes lo que es
vivir con ella”
-
¿Le
echarás un ojo mientras yo no esté?
-
No creo que se deje, pero haré lo que pueda.
“Éste es mi regalo,
amigo mío. Cuando conozcas su significado...”
-
Debes
olvidarlo, y hacer que todos se olviden de ellos. No han estado aquí, y no van
a volver. ¿Lo entiendes?
-
¿Cómo voy a hacerlo? Yo no tengo ese poder.
“No soy mi madre”
-
Busca la
forma.
“No debes sentir mi
muerte.”
-
¿QUÉ HACES TÚ AQUÍ? ¡Hice todo lo que me
pedisteis! ¡Dejadme en paz!
-
Ha
vuelto. ¿Le has visto?
-
¿Thaerion ha vuelto…?
-
Avísame
en cuanto aparezca.
“Ahora todo lo que tuve
te pertenece”
-
Te voy a echar de menos Spiderman…
-
Y yo a
ti…
“Ahora soy…tuya”
-
A pesar
de todo siempre has sido una buena amiga.
“Sólo una amiga…pero aun así te quiero”
“Y por fin estamos en paz”
-
Has vuelto…
“Está vez no dejaré que te separen de mí…”