sábado, 29 de octubre de 2011

Nuevo capítulo y primera parte de un nuevo relato subidos!

Buenas noches ^^

He estado casi una semana sin publicar pero para que veais que he hecho mis deberes he subido casi seguidos capítulo nuevo y la primera parte de un relato nuevo. Como veis cuenta un poco de la historia de éstos dos desde un punto de vista en tercera persona, al igual que el de Marcado y Maldito, y por el momento creo que tendrá unas seis partes, que iré alternando poco a poco con la historia principal.

En él descubrireis cómo se conocieron y algunos datos que quedaron en el aire sobre el pasado de los personajes, espero que os guste también. Pero no os preocupeis que no voy a dejar la principal de lado, de momento ya tengo la siguiente parte escrita y os aviso que vienen unas cuantas sorpresas que espero que sean gratas para algunas sobre todo xD espero que no me lleven demasiado y lleguemos prontito al punto que unas cuantas (entre las que me incluyo...) estamos esperándo!

También comentaros que he abierto una encuesta que encontraréis en la parte derecha del blog, donde podéis votar al personaje que más os gusta de la historia, aunque me faltan unos cuantos, pero más o menos he puesto los que he visto de momento más relevantes. Podéis votar si queréis, es para hacerme una idea de cual de ellos puede llamar más la atención (si es que os gusta alguno claro xD)

En fin, muchos besos y gracias a todos por leer! Ya son casi 2000 visitas madre mía, no puedo creerlo! que ilusión ^.^ (nota mental: descubrir el modo de poner emotes monos en las entradas)

¡Besos a todos y todas!

RELATO: Golpes del Destino I

(PRIMERA PARTE)

- Introducción -

(Riverview,  23 años atrás)

- Vuelve a cogerla y sujétala con firmeza ¡vamos, levántate!

No quería hacerlo. ¿Por qué debía luchar? ¿Para qué le estaban entrenando?

Thaerion ignoró la orden de su hermano y levantó la vista, clavándola en la figura que les observaba a cierta distancia de donde se encontraban.
¿Qué importaba lo que hiciera? Él no debería estar allí y lo sabía cada vez que lo miraba, sus ojos no le engañaban. No lograban ocultar la verdad a pesar de ser sólo un niño.

- ¿Acaso no me has escuchado? – le preguntó golpeándolo con la hoja de su espada en el costado – ¡recoge tu espada, vamos!

- No quiero – contestó con firmeza.

La voz de su padre cortó rápidamente la discusión mientras se acercaba hasta situarse frente a él.
Thaerion agachó la mirada rápidamente, intimidado.

- En tus venas corre la sangre de un guerrero, pero tú sigues prefiriendo comportarte como un pusilánime débil y cobarde que no se atreve ni a empuñar su espada.

Thaerion apretó la mandíbula, tratando de contener las lágrimas mientras las palabras de su padre lo golpeaban con más dureza que las estocadas de su hermano mayor.

- ¡Eso! ¡Ve a esconderte bajo las faldas de tu madre!

  (Más tarde)


 “Cobarde...Cobarde…”

Los insultos de su padre seguían martilleando en su cabeza mientras corría sin saber hacía donde ir, sin importarle nada más que alejarse de aquella casa todo lo posible.

Atravesó el bosque a toda prisa hasta llegar a un claro, donde paró agotado para beber algo de agua. No sabía cuánto tiempo había estado corriendo, pero sabía que allí no le encontrarían si es que se molestaban en buscarle.

Después de mojarse la cara y beber ansiosamente de aquel agua tan fresca que manaba del suelo, se incorporó y dio un paseo, contemplando sorprendido la belleza que le rodeaba.

Frente a él había un lago enorme cercado por la montaña, rodeado de árboles y flores de todo tipo. Parecía sacado de un cuento y nada más verlo deseó poder compartir aquella belleza con su madre.

 “Cuando llegue a casa lo dibujaré para ella”, pensó con inocencia, olvidándose por un segundo de su enfado y sus ganas de alejarse de casa.

- ¡No! – gritó para sí mismo al darse cuenta de su debilidad, volviendo a recordar los reproches de su padre – no soy un cobarde…

Después apretó los puños con fuerza y dio una patada a una piedra, con tan mala suerte de golpear sin querer la rama donde reposaba el nido de un pequeño cuco.

Thaerion posó la vista en la bola de ramitas que cayó al suelo y hasta que no se acercó no se dio cuenta de que había un pequeño polluelo, muerto por el golpe, medio oculto bajo el nido.

- ¡NOOOOOOO!

Un grito agudo e infantil lo sobresaltó al agacharse para cogerlo y de entre los árboles vio una figura menuda correr directa hacia donde él se encontraba.

Acababa de alojar al pequeño animalillo muerto en sus manos cuando la vio por primera vez.

- ¡Asesino! ¡¿Cómo has podido?! – gritaba la pequeña.

No debía tener más de cinco años y él le sacaba más de una cabeza, pero por un segundo temió que le diese una paliza la enana.

Thaerion no reaccionó, mirando sorprendido a la niña como si acabase de ver una aparición.
Tenía el pelo dorado y unos ojos grandes y almendrados de color verde con motitas del mismo color que su pelo, llenos de lágrimas que brotaban por unas mejillas sonrosadas y redondeadas. Y orejas de punta, parecía un hada.

Un hada muy enfadada.

- ¡Has matado a Piticli!

- ¿Piticli…? – preguntó aguantando la risa.

- ¡Ni te atrevas a nombrarlo! – contestó ella indignada.

- - el chico parpadeó, demasiado sorprendido aún por la reacción de esa enana.

¿Qué hacía ella en ese lugar? Era demasiado pequeña.

La niña posó la vista en el pajarillo muerto y comenzó a lloriquear de nuevo, parecía realmente dolida por la muerte de aquel animal, haciendo sentir al muchacho bastante culpable y arrepentido por lo ocurrido.

- Lo siento – dijo sinceramente, en un tono de voz suave.

La niña le arrebató el animal de las manos, y al tocarla notó una extraña sensación abriéndose paso en su interior, como una pequeña descarga.

Ella alzó la mirada, posándola directamente en los ojos grises del chico y por unos instantes ambos se quedaron callados. Thaerion sostuvo su mirada casi sin darse cuenta de que acaba de quedarse sin palabras, hasta que ella volvió a hablar, poniéndose seria de golpe.

- ¡Pídele perdón! – le ordenó.

Thaerion pestañeó.

- Pero está…- no dijo la palabra ya que no quería que volviese a ponerse a llorar - no creo que me escuche.

La pequeña se puso a hacer pucheros, y al pobre chico se le cayó el mundo encima.

- Esta bien…perdóname Piticli - dijo rápidamente.

La pequeña frunció el ceño, comprobando la sinceridad de aquella disculpa.

- Y ahora pídeme perdón a mí que soy su madre – dijo muy seria, pero más tranquila.

Al menos ya no gritaba ni lloraba. Y resultaba bastante divertido escucharla y ver sus gestos de indignación.
- ¿Me perdonas…ummm…cómo te llamas?

- No te importa, ¡pídeme perdón y listo!

El chico suspiró para sí mismo.

- Vaaaale pues… ¿me perdonas, pequeña hada? – preguntó en un tono algo bromista.

La niña arrugó la frente pensativa un segundo, para después contestar con un directo y agudo...

- ¡NO!

Y salió corriendo con el animal en las manos, dejando al pobre muchacho con la boca abierta observándola mientras se movía a través de los árboles como si hubiese estado viviendo en ellos toda la vida.

Tenía sólo ocho años cuando la vio por primera vez...

Y cuando ella consiguió sacarle su primera sonrisa.


viernes, 28 de octubre de 2011

CAPÍTULO X

 ❧❃❧ X. DESCONOCIDOS ❧❃❧ 

(Bridgeport - 2 de Noviembre de 2010)  
Sally nunca me fallaba (salvo si se quedaba sin gasolina), era mi mejor remedio para olvidarme de todo.
Y en aquella ocasión necesitaba más que nunca huir de mis propios pensamientos.

No era tan divertido como volar, ni tan arriesgado como recorrer Édora de punta a punta sobre uno de sus caballos salvajes, pero me encantaba viajar sobre ella y abandonarme durante horas a aquella frenética sensación que te recorre cuando ves pasar a toda velocidad el mundo que te rodea.
De todas formas tampoco tenía nada mejor que hacer, así que simplemente me dejé llevar.

Si llego a saber antes que terminaría en el mismo lugar del que pretendía huir…

(Unas horas antes...)

Eran casi las cuatro de la tarde según el reloj  de una pequeña farmacia situada en el centro. El bar hasta las seis no abriría, y yo no podía presentarme descalza y con esas pintas si quería convencer a mi jefe de que no me echase. Así que decidí pasar por casa antes para darme una ducha, comer algo y arreglarme.

Cuando llegué vi que Salma me lanzaba una mirada asesina mientras me acercaba a su hermano Jake, el cual suspiró aliviado al verme.
- ¿Se puede saber dónde has estado, Alice? Me…nos tenías preocupados, pensamos que te había ocurrido algo.

- Lo siento Jake…puedo explicarlo.

En realidad no podía hacerlo, no podía decirle que había amanecido  tirada en el puerto, ni que habían intentado matarme cuando estaba intacta y poco segura de que aquello hubiese pasado realmente.

- Si tuvieses un maldito móvil podríamos al menos contactar contigo – dijo Salma desde el otro lado de la barra, parecía ella más enfadada que su hermano – a saber que has estado haciendo para no dar señales de vida.

- Lo siento yo…he estado…enferma – otra vez mintiendo, ¿pero qué podía decir? Necesitaba conservar mi trabajo - tenía que haber avisado, pero no pude salir de casa.
Jake me miró con seriedad, y por un momento temí que me mandase a paseo, pero finalmente relajó su gesto a uno más comprensivo y me tendió el trapo que estaba usando para limpiar las mesas.

- No vuelvas a desaparecer de ese modo, la próxima vez envía a alguien para que nos avise.

Como no mandase una paloma mensajera…

- Gracias Jake. Haré horas extras hasta cubrir las que he faltado.

Me dedicó una sonrisa y salió de la barra para relajarse un rato en la planta de abajo mientras yo me quedaba sola con Salma, que no parecía muy contenta por la reacción de su hermano.
- Es demasiado blando contigo – comentó molesta - pero no te preocupes, que vas a limpiar baños hasta que se te caigan las uñas de la mierda.

Estaba harta de que me tratase de esa forma, pero era mi encargada y aunque me costase soportarla prefería callar y mantener mi trabajo que contestarle y ganarme un despido, así que la ignoré y me coloqué detrás de la barra para empezar a trabajar.

Al poco rato llegó Beth, y a pesar de lo poco que me interesaba tener que escuchar sus historias se pasó la tarde contándolas.
Que si el profesor de aerobic le había tirado los trastos en la puerta de los vestuarios, que acababa de comprar un nuevo sujetador que añadía dos tallas de pecho, que los yogures de bífidos activos eran un timo, que si se había olvidado el tanga en el almacén…

No les hice demasiado caso y seguí a lo mío, hasta que después de media hora de parloteo Salma sacó el maldito tema que hizo saltar mis alarmas.

- Pero mira que eres zorra nena – al parecer esa palabra también se usaba como “calificativo cariñoso” entre ellas – mira que tirártelo en ese cuartucho mientras las demás – y remarcó esa palabra para referirse a sí misma solamente – trabajábamos…

Si ella llamaba trabajar a tontear con un hombre armario era su problema.
Me miró de reojo, y lanzó una sonrisilla al darse cuenta de que me había quedado mirándolas con cara de boba.

Me había olvidado del cantante…pero ¿acaso importaba? No era él, y me obligué a no volver a relacionar a cualquiera con Thaerion. Él nunca habría terminado con una desconocida con fusta en un almacén.

- Jijiji, ya ves…pero qué le voy a hacer, el cuero les vuelve locos – después se dirigió hacia mí - ¿has visto Alice? Te dije que conseguiría liarme con él.

- Jeje…sí.
¿Sabéis de estas veces que te entran ganas de estamparle la cara a alguien sobre la barra para quitarle esa sonrisilla de idiota?

Pues así me sentí justo en ese momento, cuando las vi mirarme como si esperasen que volviese a reaccionar saliendo corriendo hacia los baños.

Supongo que en parte estaba celosa, sino no me habría importado ni lo que decían ni las miraditas que me echaban, pero me negaba a darles esa satisfacción y seguí trabajando como si nada.

- ¿Has vuelto a quedar con él? – preguntó Salma interesada.

- No, pero le di mi número y seguro que me llama tarde o temprano, creo que tenía bastante trabajo.

- Seguro que tiene varios contratos, es bastante bueno tocando.

- Jajajaja ni que lo digas… - contestó insinuando lo que todas imaginábamos.
- Jajaja ya te vale tía.

JA-JA-JA

“Ni se te ocurra irte al baño ahora” “Y deja ese cuchillo, mira cómo has dejado al pobre limón…”

- Y tú qué, ¿Qué tal con tu cavernícola?

Desconecté.

Ya había escuchado suficiente durante ese día.

Mi estado de ánimo no es que estuviese en su mejor momento después de todo lo que había pasado (de lo que creía que había soñado) y escucharlas no lo mejoró nada, pero me obligué a mí misma a mantener el tipo y hacerles creer que nada de lo que pudiesen decirme podía dañarme.

Las horas pasaron lentamente, y como no había demasiado trabajo Jake decidió darles el resto de la noche libre mientras yo me quedaba hasta la hora de cerrar.

- ¡Genial! – Exclamó Beth felizmente, dándole un beso en la mejilla al jefe - ¡Gracias cielo! ¡Voy a por mis cosas!

- Nos vemos en casa, a ver lo que haces – dijo Salma lanzándole una miradita de advertencia.
- Trabajar hermanita, ya lo sabes – contestó guiñándole el ojo.

Ambas entraron al baño juntas para cambiarse, y yo me quedé a solas con el jefe recogiendo las mesas mientras él atendía a los clientes habituales, me sentí mucho más tranquila después de dejar de escucharlas.

- Espero que no te moleste que les haya dado el resto de la noche libre – me comentó al cabo de unos minutos mientras me acercaba a dejarle la bandeja llena de vasos de tubo vacíos.

¿Molestarme? Al contrario, los limones sin duda agradecerían el gesto.
- Claro que no, te debo unas cuantas horas y hay pocos clientes. Además me gusta trabajar contigo – contesté sinceramente.

Jake sonrió complacido por mi comentario.

No quería hacerle la pelota por ser el jefe, pero era cierto, nunca me decía las cosas de malas maneras ni me gritaba si metía la pata, a diferencia de su hermana. Era agradable trabajar con él, sobre todo porque no sentía ninguna presión a su lado.

- Me alegra oír eso, a mí también me gusta…- carraspeó y noté como se trababa un poco - como trabajas.

Alcé la vista de la bandeja y por un instante nuestras miradas se cruzaron.
Sus ojos oscuros tenían un brillo especial aquella noche y, aunque me cueste, debo admitir que en ese momento me resultaron bastante atrayentes.

Pero aquel repentino y minúsculo interés se disipó enseguida, cuando el rugido de un vehículo bajo la ventana del bar llamó mi atención, a pesar de que la música como siempre estaba bastante alta y nos encontrábamos en un segundo piso.

Jake no se dio ni cuenta, y siguió hablando mientras yo me dirigía movida por la curiosidad hacia la ventana más cercana para echar un vistazo fuera.
- Oye Alice, últimamente has estado bastante ausente y he pensado que quizás te vendría bien charlar un poco después del curro…

Me sentía extrañamente atraía por ese sonido, que ahora no era más que el  suave ronroneo de una moto cerca del bar, seguramente de algún cliente aparcando fuera.

- …y tomar una copa…

La calle estaba casi a oscuras y el único foco de luz procedía de una vieja farola parpadeante.  No vi nada que llamase mi atención, pero al posar la vista en el puerto caí en la cuenta de algo.

- Voy a tirar la basura fuera – dije precipitadamente.

Jake me miró algo perplejo, pero asintió sin decir nada más. No me di cuenta hasta que llegué a las escaleras de emergencia de que había intentado invitarme a salir y yo le había ignorado por completo.

Me sentí bastante culpable por pasar de él de ese modo, pero en ese momento tenía la cabeza en otra parte.

Fui directa hacia el callejón donde supuestamente me había atacado ese desconocido en busca de alguna prueba que demostrase que aquello no había sido un sueño, si era real no debería ser muy difícil encontrar algún rastro de su agresión.

Todo estaba en completo silencio, al igual que aquella noche, y al verme sola en aquel callejón y recordarla con tanta claridad no pude evitar sentir como si estuviese siendo observada.

Tuve que hacer acopio de todo mi valor para no salir corriendo y seguir buscando. Pero por mucho que me empeñé no vi nada raro, ni huellas, ni rastro de sangre…

“Seguramente se borrasen con la lluvia”, recordé tratando de autoconvencerme de que realmente había pasado.

No dejaba de resultarme curioso el querer que ese horrible ataque fuese real, pero no podía evitarlo cuando creía que él había estado implicado.

Pero ni siquiera la valla mostraba signos de haber sido forzada, todo estaba como siempre.

Y yo estaba viva, debería alegrarme de que sólo fuese una pesadilla ¿no?

- Tengo que dejarlo pasar – susurré intentando hacerme a la idea.

Me di la vuelta para volver al bar, pero al hacerlo reparé en dos esferas de color plata brillando al otro lado de la valla.

Entrecerré los ojos, intentando distinguir a la figura que poco a poco iba adquiriendo la forma de un hombre alto y delgado. Tenía el cabello oscuro y largo, recogido en una coleta, y un tatuaje que le cubría el brazo derecho por completo.
Permanecía inmóvil, mirándome fijamente como una estatua de rasgos perfectamente tallados en piedra, tan pálido y etéreo que por un instante temí que se tratase de una aparición.

- ¿Quién eres? – pregunté con más curiosidad que temor.

Di un paso hacia él, intentando acercarme para verlo mejor, pero se dio la vuelta sin decir nada y echó a caminar como si no me hubiese escuchado.
- ¡Espera! – grité siguiéndole hasta el puerto, donde había aparcada una preciosa moto de color negro.

Él seguía caminando tranquilamente, y aunque perdí algunos segundos abriendo la cerradura de la valla logré acercarme lo suficiente para verlo.

- ¿Quién eres? – repetí con cierta dificultad tras la carrera.

Estaba justo detrás de él cuando se dio la vuelta para enfrentarse a mi pregunta.

- Podría hacerte la misma pregunta – contestó con voz grave.
Era idéntico al hombre de mis sueños, y realmente se parecía muchísimo a Thaerion, pero su mirada era distinta. Era la mirada de un desconocido, no de la persona que había jurado volver a por mí y llevarme al fin del mundo.

Pero entonces… ¿quién era? ¿Por qué había soñado con él? ¿Y por qué aun sabiendo que no era Thaerion me sentía de ese modo?

Podía notar que sentía interés hacía mí, pero éste no parecía ir más allá de la mera curiosidad.

- No sabes quién soy… - dije con voz apagada.

Él negó lentamente, sin dejar de mirarme, sus ojos grises eran tan fríos que podía sentir como se clavaban igual que un puñal en mi pecho.

- Dímelo tú – preguntó ahora él, acercándose hasta tenerme a sólo unos centímetros de su rostro.
Lo tenía tan cerca que casi podía sentir el roce de su aliento, y me puse a temblar sin ser capaz de contestar a su pregunta.

Me sentía decepcionada, atemorizada y a la vez atraída por aquel desconocido, tanto que por un segundo temí estar sufriendo algún tipo de alucinación o hechizo, como en mi sueño.

-          Lo siento, creo que te he confundido con otra persona – dije finalmente con voz temblorosa, dando varios pasos hacia atrás para salvar las distancias.

Él se quedó inmóvil, mirándome sin poder ocultar su curiosidad.

No era la primera vez que me miraban de ese modo, tener las orejas terminadas en punta y ojos de duende no ayuda mucho a pasar desapercibida.

-          ¿No vas a decirme quién eres? – insistió.

-          ¿No vas a hacerlo tú? – contesté – fui la primera en preguntarlo.

Podríamos estar así toda la noche y no saber nada el uno del otro hasta el día siguiente, pero a él pareció divertirle ese pequeño juego porque contestó con una sonrisa que hizo que mis piernas temblasen como un flan.

Dioses, que bueno estaba el condenado.

-          Me suelen llamar Valo – dijo finalmente, tendiéndome la mano.
¿Valo? ¿Él era el jodido Valo del que tanto hablaba Beth?

Mi odio hacia ella aumentó por lo menos en diez puntos cuando lo supe. Y mi rencor hacia él también.

¿Por qué?

Por ser tan capullo, es un motivo más que suficiente, ¿no?

-          Y tú eres…

-          Nadie – contesté secamente, dejándolo con la mano colgando.

Mi abuela decía que no hablase con desconocidos y ese era un buen momento para hacer caso a sus consejos.

Me di la vuelta, no sin antes comprobar la cara de estupefacción del chico tras mi respuesta.
Debería haberme sentido bien después de aquel desplante, pero el caso es que no di ni dos pasos cuando me arrepentí de haberlo hecho, sintiéndome como si acabase de tirar por la borda una de las mejores oportunidades de mi vida. Conocer a un músico “famoso”… ¡guauuu!, el sueño de toda adolescente, a las cuales cada vez me parecía más a mis veintiocho años de edad.

Escuché el sonido del motor a mis espaldas y me di la vuelta rápidamente, pidiendo perdón patéticamente por ser tan borde.

-          ¡Lo siento!

A cambio obtuve un nuevo y ensordecedor rugido de su moto como respuesta, y yo me quedé como una boba contemplándolo.

Ver a semejante hombre sobre una Harley no ayudó a que mis hormonas se controlasen…y mucho menos cuando se acercó hasta mí y volvió a dedicarme esa seductora sonrisa.

-          Me llamo… - comencé a decir.

Puso un dedo sobre mis labios para silenciarme.
- Si vuelvo a verte averiguaré tu nombre… - hizo una pequeña pausa, incorporándose  lo suficiente de la moto para poder acercarse a mi oído y volver a hablar – …y mucho más.
Ese “mucho más” sonaba muy mal, o quizás demasiado bien.

Tanto que en ese mismo momento me prometí una cosa: debía hacer lo que fuese por forzar ese encuentro.
Aunque ya temiese sus consecuencias... 


jueves, 27 de octubre de 2011

¡Sigo viva!

Buenas a todos!

Hace más de una semana que no actualizo y sólo quería comentar que prontito subiré el siguiente capítulo, estoy tardando algo más porque estas dos semanas han sido bastante estresantes en el curso que estoy haciendo y he tenido las tardes bastante ocupadas, así que apenas he tenido tiempo para dedicarlo al blog, pero tengo el capítulo X casi terminado, porque lo hice completo pero no me convenció mucho la forma de acabarlo y estoy haciendo una segunda versión a ver si así me gusta. Así que cuando la tenga lista y saque las imágenes que me faltan lo subiré ^^

Tampoco he tenido tiempo para ponerme con las poses, a ver si este fin de semana adelanto un poco y puedo acabar aunque sea un pack.

¡Siento la tardanza!

Besoooos!

miércoles, 19 de octubre de 2011

Capítulo IX finiquitado ^^

¡Buenas noches! Gracias al látigo de mi amiga Sharabel he decidido subir el resto del capítulo prontito ^^ Para el siguiente supongo que tardaré mínimo una semana porque entre que mañana sale la siguiente expansión y voy a viciar muuucho, y que siempre que hay nueva actualización tengo problemas con los mods y todo eso...seguramente tarde unos días en tener el juego listo.

También tengo unos cuantos packs de poses nuevos que subir para que podáis bajarlos, pero no termino de dejar las poses decentes para compartirlas, y tardo bastante en entrar y salir del juego continuamente para hacerles retoques (aún no descubrí como se pueden unir las dos poses en el Milkshape >_<)

También os comento que en breve (estoy esperando a tener animalitos en los sims ^^) iré alternando entre los capítulos normales y un relato sobre el pasado de los personajes, espero que os guste la idea y sobre todo descubrir algunos datos más sobre lo que ocurrió hace unos años.

Y nada más, muchísimas gracias a todos los que seguís la historia, no sabeis lo mucho que me animais a seguir escribiendo.

¡Un besazo a todos!

CAPÍTULO IX.II

❧❃❧ IX. DESPERTAR ❧❃❧

❃ (SEGUNDA PARTE) 
(La noche anterior)

♫ I Left Her Alone - OST Constantine ♫

“Te he estado esperando tanto tiempo…”

No podía quitarme de la cabeza aquella voz, ni la dulzura con la que pronunciaba esas palabras.
“Olvídame”

Y su mirada, nadie me había mirado nunca de esa forma. Había tantos sentimientos plasmados en ella…
“No puedo, no quiero hacerlo”

Sabía que era lo correcto hacerle olvidar aquella noche, que sería lo mejor para ella. Debía alejarme todo lo posible si quería mantenerla lejos de éste vínculo. Pero aún así me sentía como si le hubiese fallado, como si la hubiese abandonado.
“Te conozco…”

Era imposible, pero al verla sentí lo mismo…supongo que por eso no pude dejarla morir.
Debo olvidarme de tí…pero ahora no dejo de repetirme la misma pregunta.


-          ¿Quién eres...?

❃ ALIDAEN 
 
El chico del escenario dejó de tocar enseguida, fue el primero que se dio cuenta de mi presencia. Y a él le siguieron los demás.
En total había cinco personas en la sala.

Todos guardaron silencio durante unos segundos, parecía que acabasen de ver un fantasma, algo que no me extrañaba demasiado después de ver mi cara esa mañana.

- ¡Anda! – gritó un chico rubio con rastas hasta la cintura - ¡Por fin has despertado!
Salió disparado de su asiento como si tuviese chinchetas en el culo y me miró esbozando una sonrisa de oreja a oreja. Vi como la mujer sentada a su lado arqueaba una ceja y adoptaba una pose erguida mientras me observaba fijamente, al igual que el resto de presentes.

Yo me quedé muda como una idiota, tratando de hacerme a la idea de que una vez más me había hecho ilusiones por nada y de que estaba en un sitio desconocido rodeada de extraños con una ropa que no era mía. Y que ni recordaba cómo había llegado hasta ahí.

- Lande…¿Qué te tengo dicho de traer tus conquistas a la compañía? – la pregunta procedía de la mujer que había sentada junto a él, la cual no parecía muy contenta de verme allí.

¿Conquistas?

- Erm…

El tal “Lande” se quedó pensativo unos segundos en los que temí lo que no era.
Le miré confusa, y entonces lo recordé vagamente.

Lo había visto en la fiesta, le había servido un par de copas antes de que empezase el concierto. Recordaba haberme fijado en él por sus orejas terminadas en punta y aquel rostro angelical, y también haberme reído por alguna broma estúpida cuando intentaba ligar conmigo.

“Oh….no…espera…él y yo no…imposible...¡sabía que no debía beber más cócteles especiales de Jake!”

- ¡Ah ya! -  después de varios segundos pensando en ello por fin reaccionó – me dijiste “nada de sexo en horas de trabajo” ah no…eso fue la otra vez en el trastero… - el sonrojo del rostro de la mujer morena daba bastante a entender después de aquella frase pero traté de centrarme en el resto de una respuesta que no llegó porque el chico no dejaba de irse por las ramas – no pongas esa cara Angie…si ya lo saben…

- ¿Quieres callarte ya? Ufff… - resopló llevándose una mano a la sien para masajeársela -me das dolor de cabeza.

Después volvió la atención de nuevo hacía mí poniéndose seria.

Era una mujer bastante alta y muy delgada, tenía una piel muy clara y bonita y un pelo largo y liso hasta la cintura. Sus ojos parecían amables a pesar de la seriedad de su rostro y aunque me imponía un poco me causó una buena impresión.
- Perdona, no era mi intención ser borde. Me llamo Ángela.

Se acercó a mí y me tendió la mano.

- Encantada…soy Alice – contesté estrechándosela.

- ¿Eres amiga de este idi… - se corrigió enseguida - de Lande?

- Yo esto…no lo sé, sólo recuerdo haberle servido un par de copas en el bar… - contesté en un tono de voz bajito.
Escuché una risita, esta vez procedía de la muchacha que contemplaba la escena con curiosidad desde su asiento.

- Genial – murmuró Ángela en un tono de voz casi imperceptible.

- ¡Eh! ¡No es lo que piensas! – respondió el rubio, dándose cuenta finalmente de lo que estábamos hablando.

Había tardado incluso más que yo, lo cual era bastante sorprendente.

- ¿Y en que se supone que estoy pensando si puede saberse?

- Ah no sé, dímelo tú señorita “sabelotodo”– contestó de forma infantil, poniéndose delante suya y enzarzándose la típica discusión de pareja donde todos sobrábamos, sobre todo yo.
Tampoco es que quisiese estar allí, aquel era uno de esos momentos en los que lo que más me apetecía era tumbarme en el sofá y atiborrarme a dulces mientras leía o veía dramones en la tele, no ser el centro de discusión de dos personas enamoradas.

- Creo que será mejor que me vaya – dije dándome la vuelta.

 - ¡Espera! – me gritó el hombre de la cresta, después se dirigió a la pareja – dejar las discusiones para el matrimonio y escuchar – ordenó y todos guardaron silencio a la espera de su explicación – Janne la encontró dormida la noche de Halloween en el puerto, no sabemos bien qué le ha pasado pero no podíamos dejarla allí tirada. Habla con el indio si quieres echar la bronca a alguien, fue idea suya traerla aquí. Pero parecía bastante preocupado.
- Eso es lo que yo estaba diciendo… - se defendió Lande.

El rostro de Ángela se suavizó al instante cuando escuchó la explicación.

- ¿Dónde está Janne? – preguntó volviendo a posar la vista en mí.

- Estuvo velando por ella toda la noche, supongo que estará en su cuarto, descansando.

¿Alguien había estado velando por mí toda la noche?

- ¿Recuerdas lo que te ocurrió? ¿Cómo llegaste al puerto?
Pensé en ello, pero sólo recordaba aquel sueño. Sabía que era una locura hablar de él a unos desconocidos, así que negué y guardé silencio.

Intenté recordar algo más hasta el punto de sentir un fuerte pinchazo y marearme como si acabase de recibir un fuerte golpe en la cabeza.
- Será mejor que te sientes y descanses – sugirió amablemente - voy a traerte una taza de café.

- Ya voy yo Ángela – se ofreció la muchacha morena sentada junto al hombre de la cresta.

- ¿Te encuentras bien? – preguntó el de las rastas.

- S-sí…gracias.

Todos parecían preocupados por mí, tanto que por un momento me hicieron sentir como en casa.
♫ Nothing Else Matters - Apocalyptica ♫

De repente, el chico del chelo, que había estado en silencio todo el rato contemplando la escena, comenzó a tocar una suave melodía, acariciando las cuerdas de su instrumento con suavidad hasta crear una melodía tan bella que me hizo olvidar por un instante todo lo ocurrido y calmó como por arte de magia aquel repentino dolor de cabeza.

Estaba tan concentrado en la música que parecía como si estuviese en otro lugar, y durante los minutos que sonó la melodía todos fuimos trasportados a su propio mundo, donde las notas y acordes creados con el movimiento de su arco sobre las cuerdas envolvían el ambiente.

Cerré los ojos para sumergirme aún más en aquella maravillosa sensación, y no los abrí hasta que la música cesó.
Entonces todos nos quedamos absortos observando al músico, que parecía tan sorprendido como nosotros por lo que acababa de ocurrir.

Todos menos Lande, que fue el primero en abrir la boca.

- No veas con el macarroni, ¿no? ¿y desde cuando has aprendido tu a tocar como Apolo?

El chico sonrió orgullosamente, mostrando una encantadora sonrisa.

- Debe ser que acaba de llegar mi Musa – dijo con un acento bastante agradable que me recordaba a la película de “El Padrino”. Entonces me miró dedicándome un cortés gesto con la cabeza – Me gustaría dedicársela. Su belleza me ha inspirado, signora.
Me guiño el ojo y yo noté como mis mejillas respondían a su cumplido con un rubor.

- M-muchas gracias – contesté avergonzada.

A pesar de mi timidez y confusión me sentía mucho mejor y a gusto entre aquellas personas, pero enseguida caí en algo y no me dio ni tiempo a averiguar donde estaba.

- Esperen…¿cuánto tiempo he estado durmiendo?

- Dos días – contestó el chico de la cresta.

- ¿Dos días? – repetí incrédula.

Mierda…

 - ¡Tengo que irme!

- ¡Espera Alice!  – escuché aquel grito procedente de las voces de varios de los presentes.
- ¡Lo siento! – me disculpé saliendo por la puerta a toda prisa - ¡Mi jefe me va a matar! ¡Gracias por todo!

- ¡Alice no te vayas! – gritó Lande - ¡Tengo una pregunta muy importante que hacerte!

Esperaba que no fuese tan importante, porque tendría que esperar.

Y yo esperaba no quedarme sin trabajo…

(Esa misma noche)
-          Parece ser que a alguien se le han pegado las sábanas esta noche.
En realidad ni me había acostado, pero eso a él no le importaba.

-          Lobo lleva dos días esperando tu informe –dijo sonriente.

-          Lobo debería pagar a una secretaria, y no tenerte a ti anotando los recados y llevándole los cafés.

No me fijé en su cara, pero escuché un siseo amenazante mientras entraba en el despacho. Sonreí para mis adentros y le cerré la puerta en las narices.

-          No deberías provocarle de ese modo.
Mi jefe me observaba desde el asiento de su despacho con gesto serio.

-          En el fondo te divierte vernos.

Esbozó una casi imperceptible sonrisa, muy extraña en él, pero que cada vez mostraba más en mi presencia.

-          Serpiente es uno de los Antiguos, no te conviene tenerlo como enemigo.

-          Gracias por tu paternal consejo – contesté con indiferencia – aquí tienes mi informe.

Lo dejé sobre la mesa, pero ni se molestó en mirarlo.

-          Has hecho un buen trabajo.

-          ¿Otro poder vampírico? – pregunté con curiosidad - ¿Leer informes sin mirarlos?

-          No, pero estás vivo y eso sólo puede significar una cosa.

Yo no lo llamaría precisamente un trabajo bien hecho, pero al parecer lo único que importaba era que el vampiro hubiese muerto y en ese caso no había fallado.

-          Bueno, ya lo sé para otra vez. Así me ahorro el trabajo.

Odiaba tener que hacer el informe detallado de mis misiones, y todo aquello que tuviese que ver con la burocracia y el papeleo.

-          Eres bueno en tu trabajo, pero no te vas a librar de ellos.

-          Tsk… - chasqueé la lengua – bueno ¿y qué quieres que haga ahora?

Estaba impaciente por aceptar un nuevo trabajo y no tener tiempo para otra cosa, ni siquiera para dormir. Necesitaba olvidarme de lo ocurrido y seguir con mi vida como hasta ahora.

-          Tómate un par de días libres y descansa, no tienes muy buena cara.
-          No necesito descansar.

-          Y yo no necesito un zombi haciéndome el trabajo. Ahora ve a casa y acuéstate. Y no vuelvas hasta estar completamente despejado – me ordenó con severidad.

Quise replicar, pero cuando se ponía así sabía que no había modo de ganar la batalla. Y debía obedecerle.

Apreté la mandíbula y salí del despacho sin despedirme, encontrándome de frente con Serpiente, que me observaba fijamente con esa sonrisilla suya con la que pretendía siempre sacarme de mis casillas.

Le ignoré y salí del edificio de las Sombras sin pararme a saludar a nadie.

Pero mi mal humor pasó enseguida cuando posé la vista en ella, y al verla no pude evitar esbozar una sonrisa.
Ya sabía qué hacer para olvidarme de esa mujer. Al menos…durante un tiempo.




(Comentario sobre este capítulo)